Durante ocho meses, entre 1975 y 1976, sus conciertos de los lunes en el Teatro El Galeón eran portazo asegurado, entre una audiencia singular que podía trepar al escenario o ponerse a girar como derviche mientras tocaban.
Eso y más provocaba Atrás del Cosmos, banda pionera del free jazz en México cuya historia sonora ha logrado sobrevivir a través de las grabaciones que preservó su cofundadora, la pianista y compositora Ana Ruiz (México, 1952).
«Como un colectivo pionero de improvisación con una fuerte presencia pública desde mediados de los 70 a principios de los 80, Atrás del Cosmos ocupa un sitio singular en la historia de la música en México», según ha descrito la etnomusicóloga estadounidense Tamar Barzel en «We Began From Silence», el capítulo dedicado a la banda dentro del libro Experimentalisms in Practice, Music Perspectives from Latin America, publicado por Oxford University Press.
El grupo, a decir de la especialista, representó el principal foro para la improvisación libre de la ciudad durante dicho periodo e iluminó la ruta de cómo se desarrolló la escena contemporánea.
Ruiz, integrante esencial de aquella banda, se acercó al free jazz por Henry West (México, 1943), quien, según consigna Barzel, había importado al País nueva ideas sobre la improvisación tras su paso por la escena musical neoyorquina, donde conoció al trompetista Don Cherry, uno de los grandes del free jazz, compositor de la banda sonora de La montaña sagrada, de Alejandro Jodorowsky.
Al regresar se propuso formar un grupo, deseo que concretó en 1972 junto a Ruiz, entonces pianista y estudiante de composición en el Conservatorio Nacional que se convertiría en su pareja.
La banda, activa hasta 1984, debe su nombre a que sus precursores vivían atrás del Cine Cosmos, en la Colonia Tlaxpana, lo mismo que Robert Mann, baterista que se les unió en el verano de 1975, y que radicaba un piso arriba de ellos.
«Convivíamos todo el día; podíamos tocar en cualquier momento. Tocábamos, ¿qué te diré?, tres o cuatro conciertos a la semana, y vivíamos de eso», recuerda en entrevista Ruiz, hoy radicada en Tepoztlán, Morelos. «Ahora yo doy un concierto y eso no me alcanza ni para estacionar el coche».
Atrás del Cosmos sonó fuerte: llegó a tocar en el Palacio de Bellas Artes, por ejemplo, así como en la inauguración del Espacio Escultórico de Ciudad Universitaria, pero también en plazas públicas y cárceles.
En 1977, con el apoyo de Juan José Bremer, entonces director del INBA, pudieron invitar a Don Cherry a tocar e impartir un taller de música orgánica, y giraron con él por el País para culminar con tres conciertos, en mayo de ese año, en el Auditorio Nacional.
«Fuimos el grupo iniciador del free jazz en México, y era muy raro porque en el jazz había los músicos que tocaban en bares y las mujeres normalmente cantaban, no tocaban un instrumento, salvo Olivia Revueltas (…) Yo era la pianista y había pocas mujeres entonces», cuenta Ruiz.
Pero ella se granjeó respeto en una época de gran machismo.
Recuerda un incidente con un pianista que se presentó en su casa en un ensayo con Don Cherry. «Yo toco mejor que Ana», afirmó, y fue al piano y comenzó a tocar. Acto seguido, el estadounidense se levantó de su sitio y puso sus manos sobre las del músico y lo encaró: «Ana va a tocar conmigo».
«Mi lucha como mujer fue muy callada, no suave, pero siempre con esa convicción de que lo que yo estaba haciendo era lo que quería hacer. Por lo tanto no había ninguna energía negativa que me pudiera detener».
Atrás del Cosmos, evoca la pianista de 68 años, no quería hacer un jazz placentero: «Llegábamos al escenario a improvisar, hablar, a filosofar y hacer la musica que en ese momento queríamos».
Mucha de la música de la banda se grabó tanto en registros sencillos en casetes como en grabadoras de dos canales. Ruiz resguarda esa memoria, e intentó, sin éxito, conseguir una beca del Fonca para digitalizar aquellos materiales, hasta que en 2015 la Fonoteca Nacional se interesó por el rescate y comenzó el trabajo.
Mientras tanto, la compositora, quien acaba de publicar en Bandcamp su álbum de piano solo And The World Exploded into Love, creado durante la pandemia, pretende editar un álbum doble con la música de Atrás del Cosmos como trío, cuarteto y banda, que llego a reunir a 14 integrantes, y uno más como testimonio de su colaboración con Don Cherry, y además anticipa la reedición del casete Cold Drinks, Hot Dreams, con Ruiz, West, Mann y Claudio Enríquez.
«Nunca busqué ser pionera, así como Atrás del Cosmos tampoco buscó hacer dinero», sentencia. «Me emociona mucho el reconocimiento, pero la fama no te da para comer. Soy leyenda, pero sigo luchando para mantenerme».
‘La piratería también es chida’
Desde hace muchos años circula en el Tianguis del Chopo una grabación del concierto que Atrás del Cosmos y Don Cherry dieron en Aguascalientes en 1977, ante una audiencia eufórica.
«Oye, Ana, qué buen concierto dieron en Aguascalientes», le dijo a Ruiz hace como una década Germán Bringas, del desaparecido Café Jazzorca.
Y ella, curiosa, le reviró: «¿Estabas ahí? ¿Lo oíste? ¿O qué onda?».
El disco, le anunció Bringas, se vendía en el Chopo.
«Me sorprendió mucho, y le dije ‘¡qué maravilla!, yo no lo hubiera tenido si no es porque el ingeniero que grabó hizo una copia, se la dio a alguien y alguien lo comercializó’. Y no solamente se trata de comercio, sino de difusión, porque de repente me doy cuenta que muchos de mis amigos tenían ese disco pensando que nosotros lo habíamos hecho, pero es un disco pirata.
«Entonces la piratería también es chida, porque de esta manera se salvó», dice Ruiz mientras ríe.
Con Atrás del Cosmos sucedieron «cosas chidas», rememora.
«Era el momento, la necesidad de explotar. Éramos gentes que veníamos del 68; yo muy chavita, que estábamos en una lucha interna, social, musical, económica, hippie. Una época interesante».
Una cuarentena creativa
Durante la cuarentena por la contingencia sanitaria, Ruiz lanzó en Bandcamp su álbum de piano solo And the World Exploded Into Love (Y el mundo explotó en amor).
«Me grabé aquí en mi casa, en Tepoztlán. Tengo un cuarto con mi piano de cola, y dije: ‘Ya no puedo seguir pensando en este horror que está pasando el mundo, no puedo estar paranoica sin dormir, me voy a dedicar a lo que me gusta hacer'», dice la pianista y compositora.
El momento actual, dice, es de ponerse creativos y de rehacerse. «El mundo ya no va a ser igual».

 
		 
						 
						