Cempasúchitl, cresta de gallo y maíz, entre los cultivos afectados por pandemia y lluvias en el Istmo

Economía Oaxaca Regiones

El inicio de la siembra se vio empañado por la pandemia; ahora, los efectos nocivos de las lluvias han ocasionado daños no solo al cultivo de flores cempasúchitl y cresta de gallo en Boca del Río, sino que por igual han provocado deterioro en los campos de maíz. A la fecha, los ejidatarios no han cosechado sus predios por diversas causas.

En los últimos años ha decrecido tanto el cultivo de estas aromáticas flores, que la gente lleva en ofrenda a sus muertos y la misma suerte ha corrido la demanda del producto. Para el presente año, el coronavirus amenaza con frenar la venta de las flores de temporada, toda vez que pesa la incertidumbre sobre la celebración del Día de Muertos en los panteones locales, ante el riesgo de contagio. 

Agustina Ramírez, vecina de la agencia municipal de Boca del Río, relató que a sus 84 años de edad, hace ya más de 20 años que dejó de cultivar la aromática flor, luego de que heredara esta actividad de su señor padre y que mantuvo desde pequeña; hoy, sus dolencias físicas se lo impiden, dijo la mujer.

Ella junto con su esposo Serapio Silva mantuvieron los cultivos de cresta de gallo y cempasúchitl, actividad que mantuvieron por más de 45 años y que transmitieron a su yerno Gregorio Robles Castro y su hija Dominga Silva Ramírez, quienes ante la paulatina disminución de las ventas -porque consideran que se están perdiendo las tradiciones- y ahora por la pandemia, cada vez siembran menos.

Este año solo cultivaron unos 20 surcos en sus tierras, más por costumbre y porque todavía algunas personas llegan a buscar las flores para los días de Todos Santos, pero en realidad este año sí la cosecha va a ser mucho menor en comparación con otros años atrás en que cultivaban más surcos.

Evocó la anciana que hace 30 años hasta tres carretadas partían diariamente al puerto de Salina Cruz; hombres y mujeres comenzaban la cosecha desde la una de la madrugada y entre los cafés, chocolate y pan de muerto, partían a las cercanías del mercado central para ofrecer el producto en su local.

De todos nuestros cultivos de antaño, hoy ya no queda nada, en nuestras tierras sembrábamos maíz, ajonjolí, chile habanero, chile jalapeño, pepino, calabaza, melón, sandía y diversas hortalizas que ofrecimos en un local que teníamos en las proximidades del mercado central, pero que tuvimos que vender ante las penurias, sostuvo con un dejo de nostalgia la mujer. 

Mi hijo tiene 64 años de edad y mi hija 60, mi yerno 67, ya están grandes y cansados, ya el campo no deja más que para sobrevivir, esta actividad se está perdiendo y ya no habrá más gente que la practique, en familia ya todos estamos viejos y al parecer ya son las últimas temporadas que sembramos, hasta que Dios nos preste vida, concluyó. 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *