Horas después de que el hermano de George Floyd pidiera a los manifestantes que se abstuvieran de la violencia, el lugar en Minneapolis donde murió Floyd, la semana pasada, estaba siendo tratado como un monumento sagrado.
La escena contrastaba fuertemente con lo que estaba ocurriendo en otras ciudades del país durante la noche, donde los manifestantes no se vieron afectados por los toques de queda, forzados en un esfuerzo por frenar los disturbios que han estallado en la semana desde de la muerte de Floyd bajo custodia policial.
La familia de Floyd, así como muchos alcaldes y gobernadores apoyan las protestas, pero han condenado el saqueo y la violencia que han llevado a múltiples arrestos en todo el país.
Los manifestantes también han recibido gases lacrimógenos y balas de goma por parte de algunos Departamentos de Policía, aunque ha habido ejemplos de policías que se unieron a los manifestantes.
